¿Salvaron fantasmas al ejército inglés en la Primera Guerra Mundial?

Es 1914 y la guerra mundial está iniciando, la llamada guerra que acabaría con todas las guerras se convierte rápidamente en un sangriento escenario de batallas en las que las “modernas armas” producen muertes y horrores indescriptibles a los soldados de cualquiera de los bandos.  El ejército inglés se une a los combates apoyando a Francia y su primer enfrentamiento ocurre cerca de la población de Mons, Bélgica.  Una pequeña ciudad en la región de Valonia.

Los enfrentamientos con el ejército alemán se dieron en las afueras de la ciudad, cerca del Río Conde. En ese momento ese punto de la batalla era considerado como el frente Occidental, a donde se habían enviado tropas inglesas con la finalidad de detener la invasión alemana, si bien las tropas inglesas resultaban numéricamente menores a las alemanas, eran tropas con gran experiencia en combate, algunas tropas provenientes de India, otras de regiones del sudeste asiático, África, en general, tropas con experiencia en combate.

Los primeros días de agosto de 1914, las tropas francesas fueron derrotadas dramáticamente, las tropas alemanas avanzaban rápidamente teniendo como único frente las tropas inglesas de Mons.

Durante los días siguientes, las tropas inglesas fueron objeto de un ataque brutal, artillería pesada, y avances de caballería.

Sabiendo que los franceses habían caído en Lorena, Sambré y las Ardenas, los británicos optan por retroceder destruyendo los puentes sobre el Río Conde con la finalidad de evitar que la caballería alemana los pudiera alcanzar en su retirada y los aniquilara.

Solo que aquella idea no pudo concretarse dado que los explosivos no llegaron a tiempo. Desesperados los británicos dejan atrás una fracción de las tropas para que protejan la retirada y monten un bastión en Mons.

Sin embargo, las tropas alemanas resultaban superiores en muchos aspectos, artillería, número de hombres, armamento, etc.  El ataque tenía un desenlace previsible, el sacrificio de las tropas inglesas.

Rodeados, los soldados tratan de defender la posición lo más posible, a sabiendas que su destino está echado y serán aniquilados. Es la noche del 23 de agosto de 1914, los ingleses están lejos de los territorios conocidos y el grueso del ejército se ha retirado al sur, se recibe la orden de retirada general, el problema es por donde hacerlo, las tropas no saben por donde salir de Mons sin que los alemanes aniquilen los restos del 4to batallón real de fusileros.

Y entonces ocurrió, de pronto, en medio de la oscuridad los centinelas pudieron observar tres figuras extrañas, tres figuras luminosas con una especie de túnicas, daban la apariencia de tener una gran estatura.  La figura central parecía más alta aún y daba la impresión de tener alas en la espalda, aunque las primeras versiones solo mencionan que su apariencia era irreal,  y más de uno de los miembros del 4to batallón creyeron enloquecer.

Ángeles de Mons

A pesar de todo, aquella extraña figura no desaparecía y en lugar de ello, levantó la mano señalando hacia el bosque cercano, indicando la ruta que los ingleses no habían ubicado. Durante las horas siguientes se emprendería el camino, pero ya era tarde, las tropas alemanas habían cruzado los puentes y se dirigían a gran velocidad al haber visto a los ingleses en huida.

Asombrosamente, los soldados alemanes repentinamente detuvieron la marcha y comenzaron a retroceder desorganizadamente, como si hubieran visto… fantasmas. Y es que ajeno a los ojos de los británicos, formando una extraña barrera entre la retaguardia inglesa y los alemanes, habían aparecido una formación de antiguos soldado fantasmales. Su apariencia era similar a lo que habían visto los ingleses, eran brillantes, vestían ropajes extraños y mostraban una actitud amenazante. Su número era tal, que los alemanes optaron por retroceder a sus posiciones seguras permitiendo la retirada inglesa.

Está de más decir que los británicos lograron reagruparse y continuar con la guerra hasta derrotar a los alemanes en 1918.

Esta historia sería conocida como el caso de “LOS ANGELES DE MONS”. Sin embargo, ha tenido siempre dos posturas centrales: una que asegura con vehemencia que la historia es falsa, una creación del escritor literario Arthur Machen, quien la publicaría en septiembre de 1914, poco después de los sucesos de la batalla de Mons; ciertamente Machen no engañaba a nadie, el informó claramente que era un relato de ficción, una creación literaria y no un hecho verídico. Su publicación llamada “The Bowmen” (Los arqueros) en el periódico London Evening News fue impresa en la sección Ficción.

Aunque por otro lado, la historia también tiene otra postura que asegura que la historia fue real, y que no solo los ingleses y los alemanes vivieron algo sobrenatural aquella noche, sino que los propios habitantes de Mons habrían sido testigos de los misteriosos “Ángeles de Mons” y durante los años siguientes insistirían en que aquello había sido real, describiendo extraños personajes en medio de la batalla, con atuendos que no eran como los descritos por Machen, sino con aspecto de caballeros templarios o por lo menos cruzados, antiguos soldados medievales.

La discusión sobre este tema también incluye numerosas cartas que recibió el famoso investigador Camille Flamarión durante los años siguientes a la guerra, cartas en las que personas de Mons y sobrevivientes ingleses aseguraban que aquello había sido real.

Algún tiempo después de terminada la guerra, hubo algunas especulaciones en el sentido de que el relato de Machen en realidad no era otra cosa que la dramatización literaria de un suceso verídico y que había tenido tal impacto y publicidad para la carrera de Machen, que nunca se atrevió a declararlo como verídico y por el contrario,  publicó varios relatos sucesivos.

El hecho en sí mismo resulta extraño y ciertamente se antoja una fantasía literaria, aunque, no sería el único suceso similar durante la gran guerra.  Pero eso, es tema de otro relato.

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