Visita al hotel Driskill

Por Patricia Vázquez Suárez

En el año de 2016, eran vacaciones de Semana Santa cuando junto con mi hermana y mi cuñado planeamos un road trip texano con temática de terror que incluía el hotel Adolphus en Dallas, el Menger en San Antonio y una copa en el Emily Morgan, además del tour obligado por el Álamo, pero el platillo fuerte y para cerrar con broche de oro era un fin de semana completo en el Driskill de Austin. Yo llevaba tiempo investigando acerca de los hoteles más embrujados de Estados Unidos y me encontré con que el más peligroso está en Oregón, justo en donde rodaron la película “El Resplandor”; sin embargo, leyendo muchos artículos hay versiones que se contradicen puesto que hay muchos testimonios que aseguran que ese hotel es de todo menos siniestro. Además que es casi imposible conseguir una habitación debido a que siempre está lleno, caso contrario al hotel Driskill que siempre tiene habitaciones disponibles.

En aquel entonces, hace poco más de seis años pagamos alrededor de 500 dólares por noche (en ese momento el dólar oscilaba en los 16 pesos), esa tarifa ya incluía impuestos, una habitación amplia con dos camas y desayuno a la carta, delicioso, por cierto. Sabíamos perfectamente a lo que íbamos (no tenía idea que podía fingir demencia y hacer que me devolvieran el dinero). Sabíamos perfectamente lo que estábamos buscando, esa adrenalina que al menos yo, desde adolescente siempre me ha gustado, además de la búsqueda por el misterio. En fin, la noche del viernes la realidad es que no pasó nada. Hicimos check in, tomamos muchas fotos en el lobby, en la escalera obviamente, recorrimos todos los pasillos de cada piso, siempre acompañados los tres con la cámara en mano.

Por la tarde estábamos nerviosos, pero no asustados, solamente que desde que entras la verdad la energía es peculiar, no tan fuerte como otros lugares.

Si debo ser honesta, me he quedado en hoteles que me han dado mucho más miedo. Por mencionar algunos está el hotel “El Ejecutivo” en la colonia Juárez de la Ciudad de México, aún conservan uno de los elevadores originales y creo que ese hotel se destruyó con el sismo del 85 y no sé qué tantas cosas pasaron ahí, pero desde el uso del elevador, estar sola en el baño y al momento de dormir la verdad es que lejos de descansar amaneces con un cansancio enorme.

Otro hotel que me provocó miedo fue “La mansión de Iturbide” en Pátzcuaro, Michoacán.  En esa ocasión realmente iba buscando de todo menos emociones de ese tipo, íbamos en plan de escapada romántica y pues no se logró. Es un hotel muy bonito, pero claro todo es colonial y no tiene elevador, desde que hicimos el check in me llamó la atención la cantidad de imágenes católicas que había por todo el lugar, y conforme íbamos subiendo las escaleras con las maletas aparecían más y más cruces. Después de intentar pasar un buen rato en la habitación comprendí el porqué, al final mejor nos salimos de la habitación y nos fuimos a cenar a un restaurante bar para estar lo menos posible en el cuarto, pero Pátzcuaro no es un lugar de vida nocturna así que muy a nuestro pesar antes de la media noche ya estábamos de regreso.

Otro hotel que tiene una energía fea es el Novotel en la ciudad de Budapest, yo no sé si todas las habitaciones sean así, pero a pesar de ser habitaciones modernas y demás, la que me asignaron a mí tenía un cuadro en la cabecera, una especie de boceto a carboncillo como de unos niños, pero algo muy siniestro, ni siquiera los cuadros de los niños llorones son tan perturbadores como ese cuadro, obviamente le tomé foto. Tampoco me dejaron descansar y todo el tiempo me causaba una sensación de ansiedad, muy raro pero raro desagradable.

En fin, volviendo al tema Driskill, comentaba que el primer día de nuestra estancia nos dedicamos básicamente a explorar el hotel, queríamos tomar fotos de absolutamente todo y así lo hicimos, la decoración es estupenda, tiene muchísimos cuadros, uno afuera de cada habitación. De las cosas que más me llamaron la atención fue uno, el de la habitación 509 es una mujer pelirroja bellísima y algo tiene porque es imposible dejar de mirarla, pero al mismo tiempo provoca miedo.

No sabría explicar la sensación, pero es cuando dices: ok, algo tiene esa habitación en particular o es el cuadro, pero mejor tomas la foto y huyes tan rápido como puedas.

Terminando de hacer el recorrido estuvimos un rato en el bar, un par de copas y nos aburrimos, así que decidimos salir a caminar a la ciudad, una de las enormes ventajas del hotel es que se ubica en el mero corazón de Austin, perfecto para turistear a pie, ya que realmente el downtown es muy pequeño, fuimos a tomar fotos al Capitolio y de regreso estuvimos paseando por la 6th Street, nos tentaban los bares pero recordamos que nuestro objetivo inicial había sido disfrutar del hotel que costó carísimo y además es muy pero muy bonito.  Solamente que el ambiente del bar es demasiado tranquilo y para qué mentir, las bebidas demasiado caras, así que fuimos a un súper y compramos cervezas con una bolsa de hielo, que colocamos en el bote de basura y estuvimos platicando de cosas creo relacionadas con el terror y bebiendo, la verdad es que esa noche no pasó absolutamente nada, de hecho, hasta se nos olvidó en donde estábamos y el porqué de nuestra estancia.

Al día siguiente desayunamos, salimos a caminar, esta vez más lejos, al área donde está el hotel Four Seasons y hay un lago enorme, otra vez anduvimos dando vueltas por ahí, fuimos a comer a un restaurante de la sexta avenida. Estuvimos echando la copa un rato y al igual que el día anterior compramos alcohol, y entonces sucedió. A eso de las 12 de la media noche y la 1 am escuchamos pasos por el pasillo, pensamos que eran los vecinos (pero claramente éramos los únicos huéspedes en ese bloque del piso) y no les prestamos atención la verdad, hasta que golpearon fuertemente la puerta, muy fuerte y con mucha insistencia, obviamente nos sobresaltamos, pero como estábamos tomando alcohol y charlando de lo más ameno pensamos que era de recepción para callarnos (lo cual tampoco tiene mucho sentido porque en esos hoteles suelen marcarte por teléfono a la habitación) en fin… Yo me levanté a abrir la puerta en plenos toquidos y no había nadie. Un poco envalentonada por el alcohol salí a recorrer el pasillo solamente para descubrir que no había nadie. Ese pasillo estaba vacío, por supuesto que tomé video para ver si el lente de la cámara captaba algo que yo no, pero realmente no salió nada. Entonces mi hermana me dijo que ya me metiera porque le daba miedo que se nos fuera a meter alguien o “algo” y que ya cerrara la puerta.

En un principio sí sentimos miedo, pero seguimos platicando y echando el trago, ya hasta se nos había olvidado cuando otra vez, esos toquidos fortísimos en la puerta que no se callaban, me acuerdo que mi cuñado dijo: “no, no vayas a abrir”, me asomé por la mirilla de la puerta solamente para comprobar lo que ya sabíamos, no había nadie.

Mi hermana y mi cuñado se asustaron mucho, mi hermana es de las que cuando se asusta se le salen las lágrimas y dijo que ya se quería ir. A mí obviamente me dio miedo, pero hasta el día de hoy tengo la duda de si realmente esos fantasmas existen o si la cantidad que pagas por hospedarte ahí viene con show incluido, no sé, se me hace demasiado raro que justamente nosotros íbamos a buscar que nos asustaran o que algo pasara y que casualmente sí sucedió. A la mañana siguiente mi hermana y mi cuñado fueron a desayunar y yo me quedé durmiendo, pero ya de ahí no pude dormir, en cuanto me quedé sola empezaron a pasar pequeñas cosas como que encendían el ventilador de techo y luego lo apagaban, cosa que a mí la verdad no me inquietó porque no le tomé importancia. Lo que sí me asustó bastante es que apenas me estaba quedando dormida de nuevo cuando ésta vez no tocaron en la habitación, simplemente abrieron la puerta y entraron, yo pensé que sería la chica de la limpieza (a pesar de que estaba colocado el letrero de no molestar) pero no dijo nada, ni perdón ni nada y dije “ah, de seguro mi hermana o mi cuñado regresaron a algo” porque escuché como entró al baño y así, o sea, quien haya entrado estuvo un par de minutos en la habitación y yo me quedé con la idea que había sido mi hermana, después cuando regresaron de desayunar me dijeron que ellos no habían regresado a la habitación y que además estaba el letrero de no molestar en la puerta así que la recamarera tampoco tenía porqué entrar. Después mi hermana se metió a bañar y le prendían y le apagaban la luz, lo cual a mí ya me pareció mucho show. Insisto, hasta la fecha tengo dudas si todo lo que pasó es parte de la experiencia que te ofrece el staff para que no te vayas  con desilusión o si realmente sí pasan esas cosas.

Algo que olvidé mencionar, es que el primer día cuando estábamos explorando en los pasillos salieron por el elevador dos señoras de la limpieza, traían toallas en las manos y nos preguntaron con mucha amabilidad si estábamos perdidos, pensé que nos iban a llamar la atención por andar husmeado en pisos que no eran el nuestro pero realmente les valió, les dijimos que no estábamos perdidos, que estábamos conociendo el hotel y tomando fotos porque pues habíamos visto en internet muchas cosas del hotel y que teníamos mucha curiosidad, y nos dijeron que estaba bien y prosiguieron a seguir con sus cosas, pero como hablaban español aproveché para preguntarles qué tan cierto era que espantaban y me dijeron que a ellas no les había tocado pero que una de las reglas es que siempre deben ir acompañadas, mínimo dos personas para realizar cualquier actividad en los pasillos o en las habitaciones, nunca pueden andar solas y menos de noche.

Y bueno, cuando hicimos el check out, la chica de recepción nos preguntó si todo había estado bien con nuestra estancia y le comentamos que nos habían tocado la puerta en la noche y ella solamente se rió, tal vez pensó que le estábamos bromeando y le preguntamos si no le daba miedo tomar el turno de la noche y dijo que por supuesto que sí, que nadie quería quedarse de noche pero que siempre había por lo menos tres personas acompañándola.


Deja un comentario