Los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm son considerados como los fundadores de la filología alemana debido a sus numerosas obras literarias tales como los cuentos de hadas, su diccionario alemán de 33 tomos con etimologías y ejemplos del uso del léxico alemán, leyendas alemanas, gramática alemana y mitología alemana. Los Grimm también publicaron una selección comentada de romances españoles titulada “Silva de romances viejos”.
Jacob nació en 1785 en Hanau, Alemania y su hermano Wilhelm nació un año después. Fueron los hermanos mayores de un total de seis. Su padre era un abogado y pastor de la iglesia calvinista. Influidos por su padre, ambos estudiaron derecho en la Universidad de Marburgo. A los 20 años de edad, Jacob trabajaba como bibliotecario y Wilhelm como secretario de la biblioteca. Antes de llegar a los 30 años ambos habían logrado sobresalir gracias a sus publicaciones. Jacob era filólogo de formación y durante sus años de estudiante en la universidad se interesó mucho por la literatura medieval y la investigación científica del lenguaje. Wilhelm, por su parte, era crítico literario. Los hermanos Grimm fueron profesores universitarios en Kassel siendo profesores de la universidad de Gotinga los despidieron en 1837 por protestar contra el rey Ernesto Augusto I de Hannover. El año siguiente fueron invitados a Berlín por Federico Guillermo IV de Prusia para ejercer como profesores en la universidad Humboldt. Después de las revoluciones de 1848, Jacob fue miembro del parlamento de Frankfurt.
La labor de los hermanos Grimm no se limitó a recopilar historias sino que se extendió también a la docencia y a la investigación del lenguaje. Sus estudios de la lengua alemana son clave para el desarrollo del estudio lingüístico, tal como la ley de Grimm de la mutación sonora que supone una ayuda para la reconstrucción de las lenguas muertas. Aunque sus teorías sobre el origen divino del lenguaje no son ampliamente respaldadas en la actualidad.
Los Grimm desarrollaron esta labor de recopilación y estudio filológico de cuentos y leyendas en el período romántico alemán, caracterizado por el interés hacia la antigüedad, lo clásico y el folklore nacional y también por una vuelta a la subjetividad que se manifiesta en el interés por la imaginación y lo fantástico. Además de esta atracción por las costumbres populares hay que mencionar el sentido nacionalista de esta tarea compilatoria en unos tiempos de esfuerzo por conseguir la unidad de Alemania que no se alcanzaría hasta años más tarde.
Wilhelm murió el 16 de diciembre de 1859 y Jacob el 20 de septiembre de 1863. En la plaza del mercado del pueblo natal de los hermanos Grimm existe un monumento en su honor del escultor Syrius Eberle.
El relato “El enebro” quizá sea uno de los cuentos más crueles y violentos de los hermanos Grimm. René Girard señala que este sadismo servía de catarsis frente a la violencia cotidiana y también como un puente de unión con lo sagrado. De acuerdo a este autor, el sacrificio de las víctimas sería una forma de ejercer la violencia para liberarse a la vez de ella. En “El enebro” es claro el simbolismo del rito de iniciación mediante el que el joven era cocinado, cortado en pedazos y dado a comer a un monstruo real o simbólico del que luego salía con vida convertido en un adulto.
El cuento “El novio bandido” es otro ejemplo de este rito en su terrible escena en la que una incauta doncella es despedazada a manos de unos bandidos en su guarida. El cuento dice: “…le dieron a beber tres vasos llenos de vino, uno de vino blanco, otro de tinto y otro de amarillo. Después de beber éste le estalló el corazón. A continuación le destrozaron las finas vestiduras, la colocaron encima de la mesa, hicieron pedacitos su hermoso cuerpo y le echaron sal. Uno de ellos notó en el meñique de la asesinada un anillo de oro y, dado que no pudo sacárselo con facilidad, cogió un hacha y le cortó el dedo”.
Pero ante la controversia de lo benéfico o perjudicial que puede resultar exponer a las niñas y los niños ante estos cuentos, los hermanos Grimm en su prólogo de la primera edición de su colección advertían: “la lluvia y el rocío caen como un bien providencial para todo lo que hay sobre la tierra, el que no confía en colocar sus plantas para que sean regadas por ellos porque sean muy sensibles y puedan sufrir algún daño sino que prefiere regarlas con agua templada en la habitación, no puede exigir que el rocío y la lluvia tengan que desaparecer”.
Te invitamos a escuchar “El enebro”.