El mal

«El mal no es una entidad independiente, no es un ser, no es un pensamiento o un conjunto de ideas y sin embargo, a veces actúa como un ser, como un pensamiento o como un conjunto de ideas»

(JRC)

Un crímen sin piedad

Jasper, Texas 7 de junio de 1998, tres hombres blancos ofrecen  aventón (traslado) a James Byrd Jr., quién va caminado de regreso a casa después de una fiesta de aniversario. James acepta gustoso, pero aquellos sujetos muy pronto se desvían, adentrándose por un camino rural hasta detenerse alejados de la carretera principal. Entonces comienzan a golpearlo, lo patean en los genitales y lo torturan de las más variadas y sádicas formas. En un cierto momento le pintan la cara con un aerosol negro, lo desnudan y lo encadenan por los tobillos a la parte trasera de su camioneta. Mientras él suplica que se detengan y les dice que tiene una familia a la que cuidar, ellos arrancan el vehículo y aceleran por un camino forestal aislado, arrastrándolo durante casi cuatro kilómetros. James trata de mantener la cabeza levantada al principio, pero pronto se le desgarra la piel de la espalda, luego se le rompen los huesos y los codos. Su cabeza golpea una alcantarilla y se desprende del cuerpo junto con su brazo derecho.

Parte del torso fue colocada en la puerta de la iglesia de la comunidad.  El resto de su cuerpo quedó diseminado en un total de 75 lugares que fueron marcados por la policía, dejando un macabro rastro de círculos blancos.  Los asesinos Shawn Berry, Lawrence Brewer y John King no conocían a James, nunca habían hablado con él ni habían tenido ningún problema de ninguna naturaleza, James era un ciudadano afrodescendiente y eso bastó para que los tres le dirigieran su odio y su sadismo. Una clara exhibición de que el mal puede actuar como un ser, un ser humano, un pensamiento, el pensamiento de ser superior, una idea: la supremacía blanca.  Brewer y King fueron ejecutados por inyección letal en Texas, Berry cumple una condena a cadena perpetua.

James Byrd, Jr.

El asesinato sin sentido de James Byrd fue producto del odio, del odio sin sentido, el odio racial; pero también de la emoción, la emoción perversa de dañar a alguien y de sentirse superior, poderoso, y por si fuera poco, también fruto de una ideología perversa: la ideología de la supremacía racial.

Sin embargo, y por terrible que parezca, no es algo nuevo, de hecho, es algo bien conocido en la historia de la humanidad.

«La solución final»

Es una fría mañana de invierno, el 20 de enero de 1942 y el jefe de los servicios de seguridad del Tercer Reich, Reinhard Heydrich, ha convocado una reunión del más alto nivel. Alguno de los miembros de más alto rango discutirá “la solución final».

El sitio para la reunión es la lujosa Wannsee House a las afueras de Berlín. La más fina porcelana adorna ya las mesas cubiertas de lino. Elegantes sirvientes esperan para servir el mejor vino a los invitados que llegan. Se dispone ya de un elegantísimo desayuno bufet, el chef personal del Führer ha seleccionado el menú. Ningún detalle de buen gusto ha sido dejado de lado y el mejor pastel espera para compartir con los distinguidos invitados.

Los invitados comienzan a llegar, acompañados de sus choferes, secretarias y escoltas, elegantemente enfundados en sus trajes, diseños exclusivos para cada funcionario, de la casa Hugo Boss, insignias de plata, condecoraciones doradas, las mejores lociones de Chanel, sonrisas, camaradería… pero no se deje engañar, no se trata de una reunión para discutir temas económicos, políticos ni de salud, sino de trazar un plan para eficientar el exterminio judío de Europa. Desde unos años atrás había comenzado el plan para privar de sus derechos a los judíos en la región, eso ya estaba en marcha, tampoco se trataba de plantear como posible el exterminio de personas de origen judío, no, eso también ya se estaba llevando a cabo en varios lugares. Simplemente se trataba de eficientar el exterminio.  Aún seguían con vida 11 millones de personas de origen judío, era necesario hacerlo más rápido.

La conferencia apenas duró una hora, un poco más, después cada quién guardó sus apuntes, se comentaron algunos puntos y luego, se disfrutó de un delicioso almuerzo, teniendo la satisfacción de haber encontrado la respuesta a la “solución final”. En poco más de una hora se había diseñado un plan, especificado una agenda, un tiempo, un costo, y cada quién tenía ya su papel para poder exterminar 11 millones de personas sin importar si éstas eran adultas, ancianas,  jóvenes, niñas o niños, de las más variadas profesiones y ocupaciones.  Y las sonrisas siguieron a lo largo del desayuno, con la satisfacción de la misión cumplida. Se planteó el diseño de campos de exterminio para los débiles y enfermos, para las mujeres y los niños; por otra parte, los campos de labor «Vernichtung durch Arbeit» para matar de cansancio a los más fuertes.

De nueva cuenta el odio, la ignorancia y la ideología perversa habían surtido sus frutos y los siguientes años, la muerte, el dolor, la separación de familias, el miedo, el hambre, el horror más profundo, se materializó por toda Europa.

Quizá ninguno de aquellos felices invitados pensó en su momento que el destino siempre alcanza. Ninguno de los 15 principales invitados, sus esposas, hijos, amantes, familiares, etc. sobrevivirían más allá de tres años. Pero el amargo consuelo del castigo no fue suficiente para borrar el horror.

El daño estaba hecho, el mal, no era un ser, no era un pensamiento ni tampoco un conjunto de ideas, pero en su conjunto, sumado, se convirtió en un ser terrible, en un pensamiento mortal y en una ideología devastadora.


4 respuestas a “El mal”

  1. Buenas noches, mi querido equipo de Relatos del lado oscuro. No podría decirse de una manera más clara y concisa que con este terrible ejemplo, en qué consiste la perversidad humana. Sé que la Historia de la Humanidad está llena de episodios parecidos: Stalin contra su pueblo, Japón en China… Conozco a personas muy cercanas que se declaran nazis, y sé que el odio al ser humano «diferente» se encuentra en muchos de nuestros hogares, y hace ya tiempo que he decidido no callarme. Les agradezco mucho que, desde su peculiar y privilegiado espacio, difundan de forma tan pedagógica la verdad, lo que ocurre y ha ocurrido en nuestra sociedad. La perversidad humana no tiene fronteras físicas, todos estamos expuestos como víctimas. Formé una familia de cinco hijos, conviviendo durante 21 años con un psicópata integrado y, creanme, sé de lo que hablo. Ojalá hubiera sabido qué era mi pareja para poder entender lo que me pasaba. Un abrazo ancentral, ahora que andamos escasos… Les pido que no se publique mi nombre porque mi arma contra mi expareja es que él no sabe lo que es; quizás ni el mismo lo sepa.

    • Particularmente creo que muchos diagnósticos psiquiátricos comparten tanto actitudes autodestructivas como perversas y tal como sucede en el ámbito médico dividido en especialidades para «dominar las materias» los aspectos patológicos se mezclan y confunden. El área psiquiátrica se ha desviado del sentido de humanidad que debe garantizar al enfermo una calidad de vida y contrariamente médicos, enfermeras entre otros que se ocupan de esto alimentan perversiones bajo la justificación de ayudar. La brecha que existe en la familia y los médicos orienta a eliminar al disociado y a toda costa favorecer a los productores de fármacos. Doble moral, desidia y desinterés tal como sucede con otros «profesionales» como abogados, políticos, entre otros que apuestan al aumento de sus ganancias y aprovechamiento y acciones pragmáticas que les asegure la sobrevivencia, el hedonismo u otros ismos propios. Las aberraciones más espeluznantes en oportunidades con hijos o personas allegadas separados de cualquier benevolente sentimiento.

  2. Todo esto sucede, porque no nos amamos a nosotros mismos, ambición desmedida al poder, complejo de inferioridad, cultiva una mente insane con plena conciencia de lo que obtendrán con su perversidad.
    Olvidando el adagio: LO QUE SEMBRARES, ESO COSECHARÁS.
    Oremos por ellos y su perversidad, sus víctimas, por toda la humanidad, por nosotros y por los nuestros amén…

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