El nahual

Hola, soy David Santiago, de la delegación Milpa Alta, yo tengo un relato que se relaciona con lo que creo pudo haber sido un nahual.

Soy de un pueblo llamado San Antonio Tecómitl donde cuentan las personas mayores que es tierra de nahuales, para ser sincero yo nunca había vivido una experiencia paranormal de ningún tipo hasta ese día. Yo salía del Bachiller 14 de Milpa Alta en el turno vespertino, ese día salí más tarde de lo habitual, el profesor no nos dejó salir al 10 para las 8 como comúnmente lo hacía, el camino a casa iba de lo más normal hasta que en el último trayecto me quedé dormido.

Cuando me di cuenta de que me había pasado, solo grité: “¡Bajan!”. De inmediato bajé del colectivo y caminé de regreso a casa. Hay dos maneras de llegar a casa: una es siguiendo la carretera principal y la otra era metiéndose por las calles traseras. Elegí las calles traseras, lo cual creo que fue un grave error porque tenía que pasar por la calle donde está la entrada al panteón de San Antonio Tecómitl.

Caminé hasta la calle del panteón y di vuelta a la izquierda, quedando de frente a la entrada del panteón que estaba aproximadamente a unos treinta metros de distancia, mi plan era caminar de frente y después dar vuelta a la derecha y así seguir mi camino.

Sin embargo, al caminar ese pequeño trayecto, conforme me iba acercando a la entrada del panteón noté como una especie de masa que estaba entre las grandes puertas metálicas y uno de los árboles cercanos. Detrás del árbol estaba una lámpara de poste (ojo con este detalle) y conforme me iba acercando más noté que esa masa era una especie de canino. Hasta ese momento todo bien, dije: “es un perro, algo muy  normal”, pero cuando estaba a punto de dar vuelta, sentí un escalofrío que me paralizó, volví a ver a ese “perro” y noté que, en comparación con el árbol, era un perro de dimensiones descomunales, estaba casi a una cuarta parte de la altura del árbol, y esos árboles son una especie de ocotales muy altos. En eso, me percaté de que esa cosa había volteado hacia mi dirección, aunque no distinguía por completo sus ojos, lo que me pareció extraño es que al darles la luz del poste de adelante que está por fuera de las puertas del panteón no brillaban como normalmente sucede con los perros. En ese momento fue cuando sentí por primera vez en mi vida ese miedo que paralizaba, esa extraña sensación de que eso no era natural, entonces yo traté de correr pero mi cuerpo no me respondía. Traté nuevamente de correr, y apenas caminaba, por lo que solo di vuelta en la otra calle y conforme me iba alejando pude correr, era como si alguien me hubiera sujetado.

Cuando llegué a mi casa no había nadie, así que traté de tranquilizarme y a cada rato me asomaba a ver si lograba observar algo en los terrenos que están frente a mi casa. Afortunadamente ya no pasó nada, ya no vi nada raro, pero esta experiencia no la voy a olvidar nunca. En verdad traté de buscar alguna explicación, quizás era alguna ampliación de una sombra por la luz de las lámparas o una ilusión creada por la maleza, sin embargo, todas ellas fueron descartadas ya que si hubiese sido una sombra se hubiera visto irregular y si hubiera sido una ilusión óptica no se habría movido, ni girado la cabeza. Cabe señalar que no iba bajo el efecto de alcohol o alguna droga, yo no fumo, ni tomo y creo que lo que más me asombró cuando lo pensé con más detalle fue aquel escalofrío que recorrió mi cuerpo y me hizo voltear justo a donde estaba esa cosa.


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