Ángeles

Ángeles

He aquí, yo enviaré un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te traiga al lugar que yo he preparado” (Éxodo 23:20)

Cuando se menciona la palabra “Ángel” nos imaginamos de inmediato a un ser que irradia una misteriosa luz, que viste una túnica extraña, que tiene unos largos cabellos rizados rubios y un par de alas impresionantes. En otros casos, usa una falda corta y lleva una espada flamígea, pero ¿si no fuera así?

El texto bíblico sería la fuente primaria para el conocimiento del tema de ángeles, es la fuente original por llamarle de algún modo. Aún cuando posteriormente surgen diversos libros también relativamente antiguos que hablan de ángeles. Pero la Biblia solamente menciona unos pocos nombres de ángeles y no es muy amplia en sus descripciones.

Algunos de los ángeles más conocidos son lo siguientes:

Miguel,  cuyo nombre significa  “¿quién es como Dios?”,  el protector del cielo o el guerrero.

Gabriel,  cuyo nombre significa “fuerza de Dios”  es el mensajero.

Rafael,  cuyo nombre significa “Dios sana”,  el protector o el sanador.

Uriel,  que es el guardián del templo.

Raamiel, que es atemorizante, el trueno, encargado de las almas que resucitarán al final de los tiempos.

Lophiel, que representa a la sabiduría y al buen juicio.

Raguel, quien es el guardián de la paz y de la justicia.

Sariel, quien es quien guía las almas de quienes pecan.

Más allá de estos siete arcángeles, la Biblia tiene enumeradas varias apariciones angelicales; algunas de estas apariciones son muy parecidas a seres humanos, carentes de alas, resplandores o espadas de fuego. Pero otras de las apariciones descritas son aterradoras, ya que representan seres anormales, deformes. 

Al escuchar la palabra Querubín, generalmente imaginamos a un angelito rechoncho y sonrosado con un pañalito muy ligero;  sin embargo el texto bíblico no señala esto, si bien describe a estos seres con alas, están muy lejos de parecer niños regordetes, el Querubín es un ser poderoso, que sirve como vehículo y como guardián del Altísimo, son el trono del Altísimo.

La palabra Serafín nos conduce a un ángel alegre y risueño,  pero en el texto bíblico se le describe como un ser horroroso:

“Por encima de Él había serafines; cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban” (Isaías 6:2).

En cuanto a qué sería un ángel, en esencia sería un ser espiritual, totalmente, no tiene materia, no se reproduce porque fueron creados, no engendrados.  No tienen género, no son varones o mujeres, no son niños, no envejecen no nacen y no crecen, por lo tanto, no hay ángeles viejos ni jóvenes, no tienen materia que se desgaste y no tienen una voluntad ni libre albedrío.  No experimentan el tiempo como lo conocemos nosotros, los ángeles viven el “Evo” que considera únicamente el paso del tiempo a partir de los actos de la voluntad divina.

En cuanto a los ángeles guardianes, la promesa está hecha en el libro del Éxodo. Aunque siempre queda la pregunta.  ¿Y si los ángeles fueran personas a quienes se les da la gracia de proteger y cuidar a sus seres queridos?

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