El Michelín, un extraño alienígena

Cuando se habla de entidades biológicas extraterrestres (EBE´S) normalmente se piensa en los clásicos Grises, de baja estatura y maliciosa mirada.

Aunque también se piensa en los elegantes Nórdicos de gran estatura y elegante porte, o los desagradables reptilianos, los invasores agresivos.

Pero nadie se imagina un visitante con apariencia simpática y agradable, casi cómica, casi infantil. Se les conoce como “los michelines” debido a su similitud con la imagen corporativa de una conocida marca de neumáticos.

Imagen corporativa Michelin (Rico Shen, wikimedia commons. https://commons.wikimedia.org/wiki/User:BrockF5)

Sin embargo, no se trata de algo en broma, sino de una serie de avistamientos que corresponden con encuentros del tercer tipo de la categoría Hynek, bastante reales.

Incidente en Dinan, Francia (1955)

Uno de estos incidentes ocurrió el 15 de mayo de 1955 a las 12:15 a.m. en Dinan, Cotes-Nord, Francia. El señor Droguet, profesor del colegio para señoritas de Dinan, volvía a casa tras haber asistido al cine y haber cenado en el pueblo. Mientras caminaba y de forma súbita, avistó un gran disco metálico de apariencia similar a un gran tazón, que descendió frente a él en un prado, quedando suspendido a muy poca altura, quizá a no más de dos metros sobre el nivel del suelo y justo afuera de su casa. En el ambiente se sentía una sensación eléctrica y se podía percibir una fuerte vibración aun cuando aquello no tocaba el suelo.

Mientras Droguet observaba atónito aquello y justo frente a sus ojos, dos humanoides descendieron, no eran de gran altura sino más bien bajos, y de apariencia casi cómica, torpe, como si los trajes no les ajustaran bien. Sin embargo, al caer en cuenta de lo que estaba viendo, comenzó a sentir tal pánico que quedó paralizado, aquellos seres se acercaron sin prestarle ninguna atención, como si fuera simplemente un elemento del paisaje. Segundos después, de una extraña caja que estaba fijada al pecho del traje de uno de ellos, se emitió una luz verdosa intensa que le cegó momentáneamente. Droguet, no pudo moverse de ninguna forma, pero poco a poco pudo recuperar la vista y observar que aquellos seres iban y venían, mirando a su alrededor, como si buscaran algo y Droguet solo hubiera sido un inoportuno estorbo en su camino.

El encuentro duró unos quince minutos, y posteriormente ambos seres subieron a su nave, la cual partió rápidamente de forma totalmente vertical y emitiendo un ligero silbido. Apenas alcanzar las copas de los árboles, las luces se apagaron y el objeto ya no fue visible. Curiosamente, el reloj del Sr. Droguet estaba inservible y no volvería a funcionar jamás.

Encuentro en Cádiz, España (1960)

El siguiente caso ocurriría en mayo de 1960, en la provincia de Cádiz, España. Más puntualmente en Jerez de la Frontera. Don Miguel Timermans Ceballos, profesor de escuela, hombre maduro y muy respetado en la zona, a eso de la una de la tarde conducía su motocicleta como la había hecho durante mucho tiempo. El recorrido le llevaba desde su casa en Jerez de la Frontera hacia la zona de Arcos de la Frontera y el Embalse de Bornos. Un día claro y sin ningún contratiempo que le hiciera siquiera imaginar lo que le tocaría ver.

Llegando al cruce de caminos y al aminorar la marcha, Don Miguel pudo observar a una distancia de no más de 150 metros en plena carretera, a un individuo extraño de color rojo que caminaba con dificultad, casi como mecánico, como si los brazos y piernas estuvieran rígidos. Pero la apariencia no era otra que la del muñeco de las llantas, de unos dos metros de altura y lento. Tras detener la motocicleta, Don Miguel espero un momento a ver qué ocurría, instantes después pudo observar a un segundo ser de apariencia similar, aunque visiblemente más pequeño y con un detalle, al final de una de las piernas, quizá lo que podría entenderse como una bota, era de color negro, pero solo una. El resto de aquel ser también era rojo de pies a cabeza.

Ambos aparecieron de la nada, no se veía por ahí algún aparato o nave. Don Miguel decidió acercarse un poco para ver de qué se trataba, arrancó la motocicleta y dirigió la marcha hacia allá. Pero al llegar al punto, no había nada, como si se hubieran desvanecido totalmente. El avistamiento duró alrededor de un minuto.

 

Sucesos en Isla Réunion (1968 y 1975)

Isla Réunion es territorio francés de ultramar, ubicado en el Océano Índico a la altura de Madagascar. En esta isla, el 31 de Julio de 1968, Luce Fontaine, granjero local de 22 de años, salió de casa a trabajar como cada día, siendo las nueve de la mañana en un día claro y despejado. Ubicado en una planicie conocida como “La Plaine des Cafres” estaba recogiendo pastura para su granja de conejos. Repentinamente percibió que algo bajaba, cerca de él, preocupantemente cerca, a no más de 25 metros.

El objeto que descendió no era otra cosa que una especie de burbuja transparente, como de cristal y de forma ovalada. Estaba apoyada en una especie de pie o pedestal de color azul que la mantenía a unos cuatro o cinco metros de altura. Los extremos del objeto eran oscuros, del mismo color que el pedestal, pudo observar algunos detalles más, como una especie de piso metálico dentro de aquella burbuja.

Pero además de la propia nave, Luce Fontaine se sorprendió al descubrir a dos tripulantes dentro de la misma, eran particularmente pequeños, medían menos de un metro de altura y se movían en el interior. Ambos tenían la apariencia del muñeco de la marca de llantas Michelin, salvo por una especie de careta o visor brillante que cubría su rostro, el traje era de color blanco. Los seres estaban activos y no prestaron atención al testigo que les observaba con asombro y, por supuesto, con temor.

Repentinamente, uno de los dos tripulantes se dio cuenta de que eran observados por Luce Fontaine, reaccionando y de alguna manera informando al otro tripulante que estaba de espaldas al granjero. Pasaron unos segundos y el segundo tripulante se volvió para mirar a Luce, entonces una poderosa luz, como si fuera la de la soldadura eléctrica, surgió de la nave e invadió el ambiente, generando un gran calor y una sensación extraña. Luce Fontaine no pudo ver durante un momento y solo sintió el fuerte calor. Acto seguido, cuando logró abrir los ojos y mirar de nuevo, aquellos seres ya no estaban.

Imagen de figuras alejandose dentro de una burbuja

 

Luce Fontaine contaría acerca de esto a su esposa y al maestro local, quienes le convencieron de presentar un reporte a la policía francesa (Gendarmerie). Todos conocían a Luce como un hombre correcto y no dudaron de lo que decía. Por lo que se realizó una investigación en sitio. Diez días después del encuentro, los investigadores pudieron documentar que en el punto exacto del encuentro había una fuerte radiación, en un lugar en el que no había razón para que la hubiera y si bien no era un nivel de alarma, el hecho es que había radiación en donde no debería haber y sumado a que habían pasado diez días desde el encuentro, aquello se volvía intrigante. Es probable que, en el momento del encuentro la radiación haya sido mucho mayor, prueba de ello fueron las secuelas médicas que sufrió Luce Fontaine. Durante las pesquisas, también se determinó que la ropa de Luce estaba radioactiva, especialmente el frente, es decir la cara que dio hacia la misteriosa nave.

Las secuelas de este encuentro fueron notorias: profusos sangrados nasales, dolores de cabeza, mareos constantes y pérdida de peso, algo propio de alguien expuesto a contaminación radioactiva. Afortunadamente con el paso de los días todo volvió a la normalidad, pero no se encontró alguna explicación.

Sin embargo, el día 14 de febrero aquello cambió y se volvió bastante real. Ese día y cercano al medio día, Antoine caminaba a casa tras comprar algunos productos en un comercio. Sin saber exactamente la causa sintió la necesidad de correr lo más rápido posible, como si algo terrible estuviera por ocurrir. Pero no llegó muy lejos, instantes después de comenzar a correr, algo le inmovilizó totalmente. Comenzó a sentir un calor fuerte que le abrazaba el cuerpo y la impresión de estar siendo trasladado contra su voluntad hacia el interior de un cultivo al lado del camino, sin moverse por sí mismo.

Su asombro crecería porque al girar, frente a él apareció un objeto extraño flotando cerca del suelo, emitiendo un constante chirrido similar a un “bip”, aquel mismo sonido de sus sueños. Repentinamente se abrió una especie de puerta de donde descendió una escalinata y por ella dos individuos de baja estatura, uno llevando una especie de vara o tubo metálico, el otro una especie de bolso, comenzando a excavar el suelo como buscando algo. Un tercer individuo descendió del aparato mientras un cuarto individuo observaba desde una cúpula transparente sobre el mismo.

Ajenos a la presencia de Antoine, aquellos seres enfundados en trajes brillantes con forma de “Michelines” continuaban buscando algo, hasta que de pronto, uno de ellos se dio cuenta de la presencia de Antoine y en un instante, un destello terrible surgió de la nave, arrojando al testigo al suelo en donde quedó paralizado. Sería encontrado mucho rato después, no se sabe cuánto, pero estaba ciego y no podía hablar, se consideró que algo lo había impresionado al punto de provocarle un estado de shock que lo dejó incapaz de ver y de hablar.

Cinco días después, recuperó el habla y la vista y explicaría a los miembros de la policía lo que había ocurrido, insistiendo en mostrarles el lugar del encuentro. Pero al momento de llegar al sitio y como si un enorme imán lo atrajera, Antoine cayó al piso inmovilizado, esto se repitió en varias ocasiones, cada vez que se acercaba al punto, quedaba inmovilizado en el suelo.

Si bien, no presentó daños permanentes y poco después se recuperó totalmente, el hecho es que en el lugar del encuentro se detectó una poderosa anomalía magnética que permaneció ahí hasta bien entrado noviembre de aquel año sin tener una explicación.

En estos dos últimos casos, vale la pena resaltar que la gente de la Isla Réunion no está muy informada de temas ufológicos y que, de hecho, en el incidente de 1968, el testigo ni siquiera tenía un televisor en casa, mucho menos internet porque aún no existía.

El fenómeno del “Michelín” curiosamente no se ha vuelto a repetir. Para algunos entusiastas del tema OVNI, esto se debe a que en realidad la apariencia se debía a un traje de protección y que al estar seguros de que la atmosfera les era apta y no había riesgo, lo habrían dejado de usar en sucesivos encuentros. En realidad, no hay forma de saber bien a bien qué fue lo que vieron los testigos, pero no deja de ser interesante y curioso.


2 respuestas a “El Michelín, un extraño alienígena”

  1. Yo, en1989, observé desde mi calle un ovni multicolor como las luces del arcoiris pero en unos 50 grupos y desapareció a los 15 segundos pudiendo ir a una velocidad de 50000k/h, quizás fuera una nave nodriza……. miré alrededor pero como suele ocurrir en estos casos no había nadie de nada….eso es lo raro, después empezó a aparecer personas….. eran las 10:15 de la noche….. me quedé asombrado nadie me creía salvo una persona…..ese año fue cuando ocurrió lo de Vorónezh y lo de Cádiz!!!!

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