Nombre: Jure Grando Alilovic Tipo de monstruo: Vampiro Clasificación: Strigoi Grado de peligrosidad: Alta, mortal al encuentro Período de actividad: Nocturno Fecha: 1656 a 1672 Región: Croacia

La antiquísima aldea de Kringa, en la península de Istria a orillas del Mar Adriático, alberga una historia que para muchos no es más que folklore. Pero para quienes buscan más allá, encierra la historia de un monstruo chupasangre o vampiro: la historia de Jure Grando Alilovic.
Todo comienza en algún momento de 1580, con el nacimiento del propio Jure. Según se relataba en aquel entonces, Jure nació envuelto en la placenta y con los ojos azules, señal clara de que sería un Strigoii (brujo de vuelo o vampiro). Aunque resulte brutal, la práctica habitual habría sido matarlo inmediatamente, antes de que pudiera desarrollar capacidades como Strigoii; sin embargo, y probablemente por intercesión de algún familiar, le fue perdonada la vida a cambio de que se tuviera cuidado de convertirlo en un buen cristiano y procurando que los sábados por la noche estuviera en la iglesia o acompañado siempre por un buen cristiano a fin de evitar que los de su estirpe (vampiros) terminaran de convertirlo. Se creía que podían hacerlo llevándolo por la noche del sábado a los bosques o los cementerios.
Aparentemente la vida de Jure transcurrió normalmente, hay registro de que contrajo matrimonio y procreó dos descendientes, una hija de nombre Ana y un varón de nombre Nikola. Hasta este punto se entiende que la vida de Jure habría sido lo suficientemente normal como para que la idea de que fuera un Strigoii se dejara atrás. También es probable que los de su estirpe (vampiros) hubieran dejado de intentar convertirlo mediante los tradicionales rituales ya que no existe ningún dato en los anales antiguos acerca de sospechas o acusaciones en su contra.
Al momento que Jure Grando muere en 1656, probablemente víctima de su avanzada edad (76 años), nadie tenía presente aquello y nadie tomó las precauciones propias de la ocasión. Cuando hay la sospecha de que alguien que ha muerto era un Strigoii, se suelen poner nueve husos (herramienta de hilado) de madera de encino a fin de que no pueda salir de la tumba. Asimismo de haber tenido presente aquella situación, es probable que hubieran desprendido la cabeza antes de sepultarle, colocándola a los pies del cadáver y clavada al ataúd, a fin de que no se volviera a colocar sola. También podrían haber quemado el cuerpo. Sin embargo, muy probablemente la muerte de aquel hombre ya tan mayor no habría despertado la mínima sospecha de tal cosa y pocas personas realmente recordarían siquiera que había nacido con todos los presagios ominosos de un Strigoii.
Pero según la creencia antigua, un Strigoii puede vivir una vida normal como cualquier persona, ser un ciudadano respetable y jamás exhibir un solo síntoma de vampirismo hasta que muere, momento en el que el alma abandona el cuerpo y viaja al más allá; en ese instante el Strigoii, que ha vivido dormido en ese cuerpo, despierta y toma el control. Ya no es más la persona que había ahí, ahora es un cuerpo animado por un espíritu inmundo que busca ansioso saciar su sed en todos los aspectos, se creía que no solo consumía sangre, sino que también tenía un apetito sexual escandaloso y una voracidad por la energía vital de las personas que con facilidad llevaba a la muerte a sus víctimas.
Y tal como era de esperarse, Jure volvió de la tumba. Y pronto, comenzaron a ocurrir cosas extrañas y atemorizantes, las y los vecinos de la aldea aseguraban que previo a la muerte de algún familiar, por la noche alguien había tocado la puerta insistentemente y de manera urgente, pero al abrir, no había nadie. Unos días después algún familiar moría sin que hubiera ningún rastro de enfermedad.
También fueron encontrados animales muertos, enteros, sin mordeduras evidentes, pero sin sangre, totalmente drenados. Se sabía que era propio de un Strigoii que en sus primeros días como no muerto, podía tomar fuerza bebiendo la sangre de cualquier animal, para después enfocarse en víctimas humanas. De esa forma, los habitantes de Kringa comenzaron a sospechar que un Strigoii estaba con ellos.
Algún tiempo después de comenzar aquellos ataques, y una vez recuperada su fuerza, el Strigoii comenzó a atacar a la viuda de Jure, siguiendo los apetitos propios de tal ser, ingresó a la vivienda y tuvo contacto sexual insaciable con la viuda, quien por cierto superaba los 60 años de edad. Pero no importó para que aquel ser le atacara cada noche.
Con el paso de los meses y viendo que los ataques no cesaban, se denunció aquello con el párroco de la región, el Padre Giorgio, quien había conocido a Jure en vida y jamás sospechó de aquel mal. El padre Giorgio había sepultado a Jure y por ello sabía que no se habían tomado las precauciones necesarias. Tomó entonces en consideración lo dicho y se preparó para responder al ataque, pero antes de que pudiera hacerlo, la viuda fallecería por extenuación; los ataques sexuales de cada noche habían terminado por matarla. Pero antes de morir volvió a describir al atacante como su difunto esposo, Jure, muerto años atrás.

La descripción de la viuda era intrigante, revelaba un Jure sonriente, sofocado por volver de una cacería, pero rejuvenecido. Pasado algún tiempo, los ataques contra los aldeanos continuaban, hombres hallados muertos en el campo, viajeros que aparecían muertos a la orilla del camino y sin una gota de sangre, niños que morían en sus cunas y mujeres que aseguraban haber sido atacadas.
Ante tal situación, el propio sacerdote comenzó a realizar recorridos por la aldea al caer la noche y mucho fue su asombro cuando una de esas noches se topó de frente con Jure, sonriente y mirándolo fijamente a los ojos. El padre Giorgio sin dudarlo sacó su cruz y comenzó a imprecarlo en el nombre de Dios y Jesucristo, logrando hacerlo retroceder y así salir indemne del ataque. Pronto se organizó una partida de búsqueda, teniendo éxito en encontrarlo, pero no en liquidarlo. Uno de los aldeanos de aquella partida intentó sin éxito clavarle una estaca en el corazón, pero la misma rebotó con fuerza al intentar herirlo, haciendo que Jure escapara rápidamente.
El Strigoii es especialmente fuerte y a diferencia del Upir o el Agriogouruno, es inmune a las estacas. ¿Por qué no atacarlo en su propia tumba? Es sabido que los Strigoiis una vez que están fuertes y que han atacado con frecuencia un lugar, pueden cambiar de sitio y moverse a otras tumbas en otros lugares. A menos que se sepa su ubicación, es difícil encontrarlos, de tal manera que el tiempo pasó sin que pudieran atraparlo y los ataques continuaron.
Pero algo que caracteriza al Strigoii, es que toma confianza de sí mismo y se vuelve descuidado, quizá por eso o por algún extraño apego a su lugar de origen, Jure volvió a atacar en Kringa, siendo descubierto cuando volvía al cementerio de sus correrías. Habían transcurrido varios años de su muerte, cuando fue visto ingresando a una tumba a altas horas de la noche.
Sin dudarlo se armó un grupo de cazadores, quienes, apoyados por el prefecto de la localidad, el sacerdote y nueve aldeanos, ingresaron al cementerio, retiraron el ataúd y al abrirlo se toparon con un Jure que parecía simplemente dormido, en perfecto estado y de piel sonrojada. Uno de los aldeanos intentó clavar una estaca en el corazón, pero ésta rebotó inmediatamente, tal como era de esperarse. Sin embargo, otro de los asistentes tomó una sierra y comenzó a cortar el cuello, provocando que Jure despertara y comenzara a gritar horriblemente con un sonido insoportable y aterrador, que solo se apagó cuando el padre Giorgio comenzó a hacer una oración especial al Altísimo pidiendo ayuda en aquel trance. Finalmente, la cabeza pudo ser separada del cuerpo y una enorme cantidad de sangre fresca y roja manó dentro del ataúd. Posteriormente fue devuelto a su propia tumba, se colocaron los nueve husos de madera y se hicieron los rituales necesarios que finalmente devolvieron la calma a Kringa. Habían pasado 16 años desde la muerte de Jure Grando Alilovic.
Una respuesta a “Jure Grando”
Wao! Qué historia tan tremenda!