
La Doctora Elizabeth Kübler-Ross, psiquiatra eminente y creadora de diferentes modelos que ayudan a entender el proceso de la muerte y el duelo, vivió una experiencia extraña que cambió su vida para siempre.
En 1970 tuvo contacto con la Sra. Shwartz, una enferma que había estado en la unidad de cuidados intensivos en diversas ocasiones y que también había vivido una experiencia cercana a la muerte algunos meses atrás. La experiencia relatada por la Sra. Shwartz fue la primera experiencia cercana a la muerte con desprendimiento del cuerpo que la Dra. Kübler escuchó y le resultó muy impresionante.
Poco después, la Sra. Shwartz finalmente falleció. En ese mismo año, las condiciones de trabajo en el hospital habían cambiado y la situación para la Dra. Kübler había dejado de ser tan grata; por lo que decidió renunciar y terminar con el trabajo que realizaba en el seminario sobre la muerte y las personas moribundas.
Tomó la decisión y escogió el momento apropiado para exponérselo a su jefe mientras caminaban al ascensor al terminar una sesión del seminario. Sin embargo, justo cuando pensaba decírselo, frente a ella e invisible a los ojos de su jefe (identificado en su libro como el Pastor N) apareció la señora Shwartz, flotando ligeramente sobre el suelo, casi transparente. Momentos después el jefe subió al elevador y desapareció de su vista. En ese instante, la Sra. Shwartz comenzó a hablar, sí: la misma Sra. Shwartz que había fallecido días atrás.
Tras indicar que necesitaba solo un minuto y que sería mejor que fueran a su despacho, la doctora y la aparición fantasmal de la Sra. Shwartz caminaron al despacho de la psiquiatra a unos metros de ahí. En el interior de la oficina, el fantasma comezó por agradecerle a Elizabeth todo lo que había hecho por ella. Y posteriormente añadió: “no renuncie a su trabajo, su trabajo acaba de empezar, nosotros le ayudaremos”.
Era una sentencia tremenda, partiendo de que la doctora Kübler-Ross no había comentado con nadie que pensaba renunciar; pero más aún, esto se lo estaba diciendo un ¡fantasma!
Por supuesto, en un pensamiento racional y científico, la psiquiatra pidió a la aparición que le proporcionara una prueba: quizá podría escribirle un mensaje al Reverendo Grimes, su jefe anterior, acercó una hoja y un bolígrafo. Y para su asombro, la aparición escribió un breve mensaje de agradecimiento. En unos instantes la aparición fantasmal de la Sra. Shwartz desapareció frente a sus ojos, dejando tras de sí un mensaje escrito. Ese mensaje habría que considerarlo como una ideoplastia; es decir, una acción de la mente sobre la materia, un caprichoso fenómeno paranormal que a diferencia de la telekinesis y otros fenómenos Psi-Kappa, altera de forma inteligente el estado de la materia y puede escribir, dibujar o marcar.
El fenómeno descrito por la Dra. Kübler, aun cuando resultaba impactante por sí mismo, también resultaba impactante por el tipo de testigo: una doctora en Psiquiatría con un alto grado de preparación y experiencia. Sin embargo, no es el único. El relato que a continuación presentamos nos ha sido confiado por el auditorio del programa y refleja una experiencia impactante en la que el fenómeno paranormal no sólo interactuó en el ámbito tecnológico, como se ha señalado en el capítulo de llamadas del más allá, sino que además aportó una ideoplastia.
Relato Sra. Deyanira (Costa Rica, 2010)
Hacía unos pocos días había empezado a trabajar en una oficina de alquiler de inmuebles, en Heredia, mi ciudad natal. Era un lugar lindo, fresco y me gustaba mucho. Tenía solo una compañera. Para ponerme al día con mi trabajo, una ocasión me quedé trabajando hasta tarde. Tenía una larga lista de pendientes, entre la cual, estaba llamar a la oficina del contador encargado de la entrega de otros documentos relacionados con el área financiera. Era urgente que enviara a la oficina una certificación que teníamos que presentar en la Municipalidad para un trámite relacionado con una de las empresas, razón por la cual, había que llamar y solicitarle enviar el documento lo antes posible, estábamos contra el tiempo.
Esa tarde, marqué al número de la oficina de don Juan Antonio (contador de la empresa), el teléfono timbró varias veces, y de pronto escuché una voz del otro lado:
-¿Aló? Buenas tardes……( en Costa Rica, contestamos de esa manera) ¿en qué le puedo servir?
-¿Aló? Sí gracias, con don Juan Antonio por favor, es de parte de Yanitza, de la empresa X.
– Sí ¿cómo está?
Aquella era una voz de hombre, agradable pero un tanto seca.
-¿Juan Antonio hijo?
-Él no se encuentra, anda en la universidad en clases.
Yo no sabía que don Juan Antonio iba a clases, era un señor como de unos 50 y tantos años, pero, probablemente estaba en algún curso.
-Ah, bueno, ¿podría darle el mensaje de que le llamé y que por favor me devuelva la llamada?
-Sí claro, ya tomé nota. Mañana hablo con él… o le dejo el mensaje por acá.
– ¿Disculpe, con quién hablo?
-Con Juan Antonio padre.
-Mucho gusto, muchas gracias.
-El gusto es mío, gracias.
Al día siguiente, cuando llegaron mi jefa y mi compañera, les comenté que había llamado al contador y que no lo encontré, pero que hablé con su papá y me dijo que le daría el recado.
Ellas se volvieron a ver una a la otra y hubo mucho silencio. Un momento después mi jefa me dijo:
-Pues te vacilaron (esa palabra la usamos en Costa Rica para decir que “te hicieron una broma”) ¡Ese señor tiene como diez años de muerto!
-Un momento, ustedes me están vacilando, yo hablé con el señor y no era ni don Juan Antonio ni tampoco Francisco, su hermano.
La verdad no les creí, así es que llamé a la oficina de don Juan Antonio y le pedí a Karen, su secretaria, que me comunicara con su jefe por favor. Don Juan Antonio escuchó toda la historia con atención y me dijo:
-Ayer Francisco y yo nos fuimos temprano a San José porque íbamos al Ministerio de Hacienda y Karen se fue a las tres de la tarde, acá no quedó nadie.
Ahí fue donde sentí un escalofrío que me recorrió desde la nuca hasta los pies. La conversación terminó ahí y colgué el teléfono. Un rato después don Juan Antonio me llamó y me dijo:
-¿Doña Yanitza? no quise quedarme con la duda de lo que me comentó, y pues sí, Karen se fue temprano y, pues acá no había nadie. Vaya, ¿qué le parece? mi papá sigue viniendo a la oficina donde trabajó toda la vida; es más, déjeme decirle que encontré en mi escritorio, un papel con el mensaje de que me comunicara con usted y es letra de mi papá.
El relato compartido presenta dos anomalías paranormales.
La primera es la llamada misma, el hecho de que una entidad desencarnada responda con lógica y sostenga una conversación que no resulta incoherente; pero sí carente de sentido de actualidad, el contador no había ido a la universidad sino a una gestión, pero en la mente de su fallecido padre, seguía en la universidad.
La segunda anomalía y quizá la más importante, había una evidencia física del contacto, un recado escrito en un papel indicando que se había comunicado Yanitza, una ideoplastia plasmada en un papel.
No podemos explicar cómo ocurre, no conocemos los mecanismos que puedan intervenir para que un brazo y una mano inexistentes puedan plasmar una idea en tinta y papel, pero no deja de ser impresionante.
Una ideoplastia puede presentarse en diversas formas, desde un objeto manipulado, un dibujo en una ventana, en la condensación de la mañana, en el polvo del piso o en un espejo de baño empañado.
Al final del día, la intención es indiferente al medio, la intención es enviar un mensaje entre una persona que está con vida y en este plano de existencia, y una persona que ha desencarnado.
Una respuesta a “Ideoplastias y materializaciones, evidencias físicas del más allá”
Es de los programas que he escuchado una, otra, otra vez y siempre encuentro otro enfoque interesante.
Me encanta su forma de narrar y enseñar que hay algo más al final.
Gracias Ingeniero José Ramón.